Candragar: “Trilogía del Cronos – Libro I – Capítulo VI”

VI

El presidente, volviendo de su última audiencia, entra a su oficina y se se sienta en el escritorio. Abre el tercer cajón del costado derecho como si buscara unos papeles en particular, escarba calmado las carpetas y las hojas sueltas que allí guarda. 

Preocupado, porque no encuentra lo que busca, cierra el cajón, abre el de arriba y sigue el mismo procedimiento, sólo que ahora, lo realiza un poco más alterado. Una vez que no lo consigue, se pone de pie y sin cuidado alguno saca todos los papeles, los coloca sobre el escritorio, los revisa nuevamente y cierra el cajón para abrir el de más arriba. Ansioso se toma la cabeza con las manos, pero no logra convencerse por completo, está seguro que debería estar en el cajón de siempre. 

Apoya sus manos nuevamente en la superficie de su hermoso escritorio tallado de Canelo y respira hondo para apoyarse completamente en su silla, aparentando una concentración intensa. Como si hubiera recordado algo, abre sus ojos y toma el teléfono de cristal a su mano derecha, marca unos cuantos dígitos con agilidad. Apenas contestan del otro lado, pregunta con amabilidad:

 – ¿Beatriz, buenas tardes, los archivos que llegaron ayer en la noche, los recibió?

– Sí señor, los dejé en su oficina, tercer cajón como siempre. –responde segura. Él agradece y cuelga. 

En silencio se lamenta lo sucedido y antes de perder más tiempo, oprime el dispositivo situado en su oreja. Espera con los ojos cerrados a que le contesten y cuando ocurre explica con tono serio:

 –Señora Wolff. Me temo que han ingresado a mi oficina y me han robado los documentos. Es necesario que vaya al Sistema de Inteligencia (SI) y deje constancia del robo que ha tomado lugar aquí, lo más probable es que las cámaras de seguridad hayan captado al ladrón. No informe a nadie de lo ocurrido, esperemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para resolver el problema antes que sea demasiado tarde.  –termina, esperando el peor de los comentarios, no obstante escucha un conciso:

 –Voy en camino. Ya presentía que algo andaría mal.